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En nuestra parroquia de Sant Pere damos gracias a Dios por la presencia y el testimonio de tantos hombres y mujeres mayores que, con sencillez y fidelidad, siguen siendo luz dentro de la comunidad cristiana. El movimiento Vida Creciente nace precisamente para acompañar a las personas mayores en esta etapa de la vida que, lejos de ser un tiempo de declive, es un momento privilegiado para crecer en la fe, la esperanza y el amor. Vivimos en una sociedad que a menudo margina a los mayores y solo valora la juventud y la productividad. Pero el Evangelio nos muestra otra mirada: la de Simeón y Ana, dos ancianos que, fieles a la oración y abiertos al Espíritu Santo, reconocieron al Mesías en el niño Jesús. Así nos recuerda que la vejez puede ser un tiempo de gran fecundidad espiritual.

Vida Creciente ofrece un espacio de encuentro, oración, reflexión y amistad, donde las personas mayores pueden compartir su fe, su experiencia y también sus dificultades. Allí se descubre que la vida no se detiene, sino que sigue creciendo en profundidad y en confianza en Dios.
Además, este movimiento es un regalo para toda la parroquia: los mayores, con su sabiduría y memoria, nos ayudan a mantener viva la tradición y nos recuerdan que la Iglesia es una familia donde cada etapa de la vida tiene su valor. De hecho, en la cadena de transmisión de la fe a las nuevas generaciones, ¡qué gran papel han tenido y siguen teniendo las abuelas y los abuelos!

Invitamos, pues, a todos los que ya estáis jubilados o tenéis un poco más de tiempo libre a acercaros a Vida Creciente. Allí encontraréis acogida, fraternidad y un camino para seguir sirviendo al Señor con alegría. Porque, como dice el salmista: «Todavía darán fruto en la vejez, llenos de savia y vigor» (Sal 92,15).