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La fiesta de la Sagrada Familia es de reciente creación, pero es consecuencia de lo que leemos, escuchamos y vivimos en las fiestas de Navidad. Jesús, María y José forman una familia, y como todas las familias han tenido momentos buenos y momentos más difíciles. Y así, Mateo nos narra la huida a Egipto. Herodes busca al niño para matarlo, y José recibe el consejo de un ángel de que es mejor marcharse. Esto es hoy muy actual. Hay miles y miles de familias en el mundo que han tenido que abandonar sus hogares por problemas políticos o económicos, por las guerras, por las persecuciones, porque no tienen trabajo, y ni siquiera alimentos para criar a sus hijos. Hoy deberíamos sentir una especial solidaridad con todas las personas desplazadas, con los padres y madres jóvenes, con sus hijos pequeños, que han tenido que abandonarlo todo e iniciar una nueva vida, que no será nada fácil.

La familia, además, es un núcleo notable dentro de la realidad cristiana. La llamamos “Iglesia doméstica”, ya que es la primera célula de un cuerpo que preside Cristo. La educación cristiana de los padres a sus hijos es esencial. Lo malo es que en la actualidad hay mucha dejación de los padres en la educación general de sus hijos. Y si eso es muy malo en los temas generales educativos, en lo religioso es muy grave. Lo religioso va directamente al corazón y las primeras oraciones que enseña una madre no se olvidan nunca, son un fermento vivo que puede actuar en cualquier momento tras una larga separación o abandono de la fe en Cristo. No se puede negar que estamos muy en precario por lo que respecta a la familia cristiana. Las últimas estadísticas ya dicen, por ejemplo, que en Cataluña, el número de matrimonios civiles supera con creces al de matrimonios religiosos. Y, asimismo, muchos de los matrimonios católicos se celebran más por costumbre que por fe, e incluso muchos sólo buscan un marco estético, como puede verse en un bello templo o una catedral. Por eso, la fiesta de la Sagrada Familia tiene que servir a todos los cristianos para arrimar el hombro en las tareas formativas y de asistencia a las familias, en especial a las más jóvenes, aunque siempre con la vista puesta en toda la realidad familiar. Y para fundamentar una educación familiar dirigida a todos, para comprender que la tutela de Cristo en la familia es garantía de paz y de éxito futuro.

Las otras dos lecturas de hoy, junto con el salmo 127, nos presentan enseñanzas muy útiles para la formación de nuestra conciencia respecto a la familia cristiana. El libro del Eclesiástico es un tributo al respeto hacia los padres. Y, ciertamente, también queda muy centrado en la actualidad de nuestros días. Los ancianos molestan y es preferible llevarlos a sitios especializados donde muchas veces mueren de soledad. Pero no debemos equivocarnos, ni meter a toda la gente en el mismo saco. Hay miles de casos de auténtico heroísmo desplegado en el cuidado amoroso y solícito de los padres ya ancianos. La familia es eso: permanecer unidos ante cualquier circunstancia por grave que sea.

Os recomiendo releer el fragmento de la Carta del Apóstol Pablo a los Colosenses; es un texto hermoso que es necesario ver en su contexto histórico. La vida de familia siempre será un camino de cooperación y entendimiento. La obediencia obligada nunca existe si reina el amor. Es verdad que la familia tradicional siempre ha tenido una base patriarcal, aunque luego, dada la sagacidad de las mujeres, siempre se ha hecho lo que ellas han querido. Pero siempre hay que reivindicar el amor en familia, el amor de la familia y el amor a Dios en la familia, sin él ocurrirán muchas cosas no deseadas. Y ahí el maltrato en la familia y esos crímenes horrendos que se producen en lo que se llama violencia doméstica o de género. La familia se construye día a día con generosidad y alegría, fomentado el buen entendimiento, frente a cualquier competitividad innecesaria. Que la Sagrada Familia de Nazaret proteja a todas las familias del mundo y que la paz y el amor presidan la vida familiar. Oremos por las familias que atraviesan dificultades de cualquier tipo.