splash_512

Cuando decimos «somos la Iglesia de Jesucristo», no hacemos una afirmación abstracta, sino una confesión viva. La Iglesia no es solo un edificio ni una institución; es una comunidad de creyentes convocados por el Señor para vivir en comunión con Él y para anunciar su Evangelio al mundo. En Sant Pere de Rubí, esta verdad toma forma concreta en cada misa, en cada encuentro de catequesis, en cada gesto de servicio y solidaridad que hacemos entre nosotros y hacia los más necesitados.

Jesucristo es el corazón de nuestra comunidad. Él nos reúne, nos habla a través de su Palabra y nos alimenta con su Cuerpo y su Sangre. Él nos envía, como hizo con los apóstoles, a ser testigos de su amor en medio de nuestra ciudad. Cuando compartimos la fe, cuando educamos a los niños y jóvenes en el Evangelio, cuando acompañamos a los enfermos o consolamos a quienes sufren, estamos haciendo presente a Cristo vivo entre nosotros.

Somos una parroquia con una larga historia y una rica tradición, pero lo más valioso no es el pasado, sino el presente que construimos juntos y el futuro que preparamos con esperanza. Ser la Iglesia de Jesucristo hoy significa abrir las puertas y los corazones, acoger a todo el mundo sin distinciones y ofrecer un espacio donde la fe pueda crecer y dar fruto. Mañana, como hoy, el Señor nos invita a renovar nuestro “sí” a su llamada. Que cada uno de nosotros se sienta parte de esta gran familia que es la parroquia de Sant Pere, una comunidad viva, servidora y misionera. Somos la Iglesia de Jesucristo: Él es nuestro fundamento, nuestra fuerza y nuestra esperanza.