Aprovecha lo que la vida te ofrece para llegar alto, llegar lejos…es decir para llegar a Dios que siempre te espera. En él lo encontrarás todos y además sin tener que comprar nada; gratis.

Nadie camina por la vida sin haber pisado en falso muchas veces. No te creas los cuentos de hadas. El camino hacia Belén está lleno de obstáculos. Y además encontrarás muchos «mesías y herodes» de pacotilla, pero no te detengas.

Nadie alcanza la meta con un solo intento, ni perfecciona la vida con una sola rectificación, ni alcanza altura con un solo vuelo. Por tanto, ¡Cuidado con distraerte con lo efímero! Tu meta, recuerda, está en Belén, en lo divino.

Nadie mira la vida sin acobardarse en muchas ocasiones, ni se mete en el barco sin temerle a la tempestad, ni llega al puerto sin remar muchas veces. Pero a pesar de las dificultades, si perseveras, la fe te llevará hasta el portal. Y allí encontrarás la paz interior que tanto necesitas.

Nadie llega a la otra orilla sin haber ido haciendo puentes para pasar; ni aprecia la luz sin primero haber estado a oscuras; ni la salud sin haber estado enfermo; ni sabe lo que significa Cristo sin haber pasado por la «noche oscura». No seas tan ingenuo. ¿O es que crees que para los magos el camino fue de rosas?

Nadie puede juzgar sin conocer primero su propia debilidad, porque de lo contrario es un fariseo. Por tanto haz silencio, entra en tu interior, abre tu corazón y desnúdalo ante Dios. A Belén llegan antes los publicanos sinceros que los fariseos muy cumplidores; los que hacen de su vida una caridad continua, que los que solo se dan golpes de pecho.

Nadie siente el amor sin probar sus lágrimas, ni recoge rosas sin sentir sus espinas, ni descubre quien es su amigo hasta que llegan las dificultades ¿Cómo quieres llegar pues tú a Belén sin tropezar primero y levantarte?

Nadie recoge cosechas sin probar muchos sinsabores, enterrar muchas semillas, abonar mucha tierra y aguantar las inclemencias del tiempo. Pues recoge todos los esfuerzos que en tu vida te hayan parecido baldíos y llévalos a Belén. Te aseguro que saldrás de allí como si tú también hubieras vuelto a nacer.

Nadie reconoce la oportunidad hasta que ésta pasa por su lado y la deja ir. Pues abre los ojos y el corazón que para eso te los puso Dios. Y no dejes pasar esta Navidad sin conocer lo que es el amor verdadero. No te dejes deslumbrar por las luces y los adornos. Déjate adornar por Dios y no te arrepentirás.

Nadie consigue su ideal sin haber pensado muchas veces que perseguía un imposible. No, no seas conformista, Dios no te hizo así. En Belén te espera el que hizo posible lo imposible. Y tú recuerda que estás creado a imagen y semejanza suya, por eso, no desistas, no te rindas. Borra de tu vocabulario el «no puedo».

Nadie deja el alma lustrosa sin el pulimiento diario de Dios. Serás bueno, si te dejas hacer bueno por Dioa. Serás lo que tanto tiempo estás esperando ser, si por fin, te dejas moldear por él. ¡Mira todo lo que rodea a Belén y verás qué poco se parece a todo lo que te envuelve!

Nadie hace obras sin martillear sobre su edificio, ni cultiva amistad sin renunciar a sí mismo, ni perdona sin antes sentir el perdón, ni ama hasta que sufre por a quien ama, ni comprende sin fiarse de Dios. ¿Es que el camino recorrido por José y María crees que fue angélico?

Nadie encuentra el pozo de DIOS hasta caminar por la sed del desierto, ni conoce la alegría sin haber pasado por la tristeza, ni valora lo auténtico sin primero haberse engañado o dejado engañar por lo pasajero. ¿Qué te pensabas, que Dios te quiere tan poco como para dártelo todo hecho? Dios te da los dones pero no te cruces de brazos, utilízalos como prolongación de los de Dios.

A Nadie deja de llegar, cuando se tiene la claridad de un don, el crecimiento de su voluntad, la abundancia de la vida, el poder para realizarse y el impulso de Dios. ¿Y tú dices que tienes fe? Pues menos gesticulaciones y más obras.

Nadie puede hacer el camino por ti; comienza a caminar y llegarás a Belén. Después de todo lo dicho, seguro que encontrarás alguna Estrella en el camino que te guiará. Pero si te encuentras «modelitos» por el camino de la vida no los confundas con la Estrella, porque te perderán.

Nadie deja de llegar cuando de verdad se lo propone. Si sacas todo lo que tienes: coraje, decisión, paciencia y perseverancia y estás con DIOS… ¡Vas a llegar! ¡BUEN VIAJE!

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