Aprenderás la diferencia entre dar la mano y socorrer a un alma, entre una lágrima de cocodrilo y una lágrima de amor, entre lástima y compasión, entre jolgorio y alegría.
Aprenderás que amar no significa poseer, que la voluntad sin entrega no vale nada y que compañía no siempre significa seguridad, sino aventura.
Comenzarás a aprender que los besos no son contratos, ni regalos, ni promesas, ni cumplidos… sino amor.
Comenzarás a aceptar tus derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente, con la gracia de un niño y no con la tristeza de un adulto. Entonces estarás en el buen camino para madurar.
Aprenderás a construir hoy todos tus caminos, porque el terreno de mañana es incierto para los proyectos y el futuro tiene la costumbre de caer en el vacío.
Después de un tiempo aprenderás que el sol quema si te expones demasiado… y que la sombra de un amigo cura muchas quemaduras, alivia muchas amarguras y da mucho consuelo.
Aceptarás, incluso, que las personas buenas podrían herirte alguna vez y necesitarás perdonarlas…
Aprenderás que contar con el Amigo, puede aliviar los dolores del alma… y hasta hacer crecer jazmines en el jardín de tu corazón.
Descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos destruirla y que tú, también, podrás hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de la vida.
Aprenderás que la verdadera amistad continúa creciendo a pesar de las distancias, y que no importa que es lo que tienes, sino a quien tienes en la vida, y que muchas veces un amigo de verdad es tu verdadera familia.
Aprenderás que la amistad como la fe, se demuestra con las obras y el tiempo. Y si es verdadera, la amistad, es eterna.
Te darás cuenta que puedes pasar buenos momentos con tu mejor amigo haciendo cualquier cosa o simplemente nada, sólo por el placer de disfrutar su compañía.
Descubrirás que muchas veces tomas a la ligera a las personas que más te importan y por eso, siempre debemos decir a esas personas que las amamos, porque nunca estaremos seguros de cuándo será la última vez que las veamos.
Aprenderás que las circunstancias y el ambiente que nos rodean tienen influencia sobre nosotros, pero nosotros somos los únicos responsables de lo que hacemos.
Comenzarás a aprender que no nos debemos comparar con los demás, salvo cuando queramos imitarlos para mejorar, pero nunca para competir.
Descubrirás que lleva mucho tiempo llegar a ser la persona que quieres ser, y que el tiempo es corto. Aprovéchalo pues, no lo malgastes.
Aprenderás que no importa a dónde llegaste, sino a dónde te diriges y, si has perdido el rumbo, tienes a Cristo que te acompaña y te guía, aunque muchas veces te lleve por caminos insospechados.
Aprenderás que si no controlas tus actos, ellos te controlarán a ti, y que ser flexible no significa ser débil o no tener personalidad, porque no importa cuán delicada y frágil sea una situación: siempre existen dos lados.
Aprenderás que héroes son las personas responsables y coherentes, perseverantes y fieles, que hicieron lo que era necesario, enfrentando las consecuencias…
Aprenderás que la paciencia requiere mucha práctica y mucho amor, mucho tiempo y mucho perdón y si no, que se lo pregunten a Cristo.
Descubrirás que el camino de la fe a veces es incomprensible, pero Dios siempre pone alguien a tu lado, para que no vayas solo por el camino.
Te darás cuenta de que madurar tiene más que ver con lo que has aprendido de las experiencias, que con los años vividos.
Aprenderás con los años, que hay mucho más de tus padres en ti de lo que supones. Antes no los entendías y ahora los echas en falta.
Aprenderás que cuando sientes rabia, tienes derecho a tenerla, pero, eso no te da el derecho de ser cruel.
Descubrirás que sólo porque alguien no te ama de la forma que quieres, no significa que no te ame, porque hay personas que nos aman, pero que no saben como demostrarlo…
Aprenderás que no siempre es suficiente ser personado por alguien, algunas veces tendrás que aprender a perdonarte a ti mismo.
Aprenderás que con la misma severidad con que juzgas, también serás juzgado y, en algún momento, condenado.
Aprenderás que no importa en cuántos pedazos tu corazón se partió, el mundo no se detiene para que lo arregles. Así que levántate y continúa.
Aprenderás que el tiempo no es algo que pueda volver hacia atrás, por lo tanto, debes cultivar tu propio jardín y decorar tu alma, en vez de esperar que alguien te traiga flores.
Entonces y sólo entonces, sabrás realmente lo que puedes soportar; te darás cuente de lo fuerte que eres y podrás ir mucho más lejos de lo que pensabas cuando creías que no se podía más.
¡¡¡Es que la vida, realmente vale la pena cuando tienes el valor de enfrentarla, si sigues al que nace en Belén!!! ¡FELIZ NAVIDAD!