Cuando alguien te ama, es lento para perder la paciencia contigo, es más, nunca la pierde. Porque el amor verdadero es paciencia infinita.
Cuando alguien te ama, toma las circunstancias de tu vida y las usa de una forma constructiva para tu crecimiento y no para tu egoismo.
Cuando alguien te ama, está de parte tuya en las duras y en las maduras; quiere verte madurar y desarrollarte en el amor, porque cuando se ama, no se necesitan circunstancias especiales para amar. Simplemente se ama.
Cuando alguien te ama, no derrama tu ira contigo por todos los «errores» que comentes, aunque sean muchos. Simplemente te ama y te guía para que erres cada vez menos. Hazle caso.
Cuando alguien te ama, le duele profundamente cuando pierdes el camino, pero te orienta y te acompaña siempre a seguir por la senda correcta.
Cuando alguien te ama, sigue confiando en ti, cuando a veces tú ni siquiera confías en ti mismo. Quien te ama confía en ti, más que tú en ti mismo.
Cuando alguien te ama, nunca te dice que eres un caso perdido, más bien trabaja pacientemente por ti. Porque te ama, te corrige de tal manera, que cuesta entender la profundidad del cuidado que tiene por ti. Te cuida con una delicadeza y ternura semejante a la de Cristo.
Cuando alguien te ama, nunca te abandona, aunque muchos de tus amigos lo hagan. Entonces aprenderás, entre otras cosas, qué clase de amigos tenías, y qué tesoro tienes cuando alguien te ama de verdad.
Cuando alguien te ama, se queda a tu lado, aun cuando estés al borde de la desesperación. Se convierte en tu cirineo y es capaz de dejarse clavar contigo en la cruz que tú estés pasando.
Cuando alguien te ama, ve lo que realmente eres y no te juzga, sino que te ve con total justicia, hermosura y amor. Te quiere tal como eres o como seas.
Cuando alguien te ama… es el mayor de todos los dones que puedes recibir, y que demuestran el amor perfecto de Dios, que es: paciencia, perdón, misericordia y entrega sin límites, sin condiciones y sin pedir explicaciones.
Cuando alguien te ama, no vive, sino que se desvive por amarte, porque es lo único que alimenta el alma y da la plenitud de la paz interior, tanto al amado como al que ama.
¡Qué tesoro escondido es el amor verdadero y qué pocos son capaces de descubrirlo! ¿Y sabéis por qué? porque no se acaban de fiar de Dios, porque no se deciden a abandonarse en sus manos y en el mensaje del evangelio que nos enseña el verdadero amor.
Y si no os convence todo lo dicho, fijaos en María, Ella es el mejor resumen de todo este comentario. ¿Se dedicó o no, a amar con todas las consecuencias? ¿Se abandonó en las manos de Dios y en el mensaje de su Hijo o no? Bien sabéis que sí.
No, no digamos que para nosotros amar así no es posible, Ella fue de carne y hueso como nosotros. No pongamos tantas excusas y justificaciones. Si ella pudo, nosotros con su ayuda también podremos.
¡Ay Señor, cuántas vueltas damos y qué tiempo tan preciosos perdemos cuando no nos dedicamos a amar sin condiciones!