Que tu presencia es un regalo para el mundo.
Que eres una persona única y diferente a todas las demás.
Que tu vida puede ser lo que tú quieras que sea, dependiendo del camino que elijas.
Que debes vivirla con sentido común, honradez y fe y no limitarte a consumir tiempo.

Cuenta tus bendiciones, y no sólo tus problemas, y verás cómo irás saliendo adelante.
¡Hay tantas respuestas dentro de ti!
Acoge, comprende, perdona, sé valiente, sé fuerte.

No te impongas límites, tus sueños están esperando a hacerse realidad si confías en Dios y en ti mismo.
No dejes tus decisiones importantes a azar, esfuérzate por llegar a la cima, a tu meta, pero para eso cuenta con la oración y el trato asiduo con Dios.

Nada hace perder más energía que estar dándole siempre vueltas a las preocupaciones. Claro que existen, pero pon lo que esté de tu parte y ¡comenzarás a ver la luz!
Mientras más tiempo llevas un problema encima, más pesado se vuelve, por tanto decídete a solucionarlo cuanto antes.
No te tomes las cosas tan en serio que te lleguen a deprimir. Comparte tus inquietudes y déjate ayudar, no vayas de quijote por el mundo.
Vive la vida con serenidad, no con lamentaciones. ¿Si te instalas en las lamentaciones solucionas alguna cosa?

Recuerda que un poco de amor puede durar mucho tiempo.
Recuerda que bastante amor puede durar para siempre.
Recuerda que la amistad es la más sabia de las inversiones.
Los tesoros de la vida son las personas con una indisoluble amistad.
Por eso, decídete a abrirte a la vida.
Ha llegado el momento de resurgir de tus propias cenizas.
Lo que haya sucedido importa poco, pertenece al pasado.

Levántate, proclama tu decisión plena de vivir mirando hacia adelante y verás la vida de otra manera: desde los ojos de Dios.
Recuerda que tú eres mucho más grande que tus problemas.
Muchas veces, los problemas no son más que una tempestad en un vaso de agua. Pero, aunque hayan sido muy graves, muchos ya forman parte del pasado. La vida es aquí y ahora, vívela y agárrate a las manos de Cristo para caminar hacia adelante y poder llegar a la meta.
La causa de muchas depresiones pertenece al pasado; por eso, dehazte de lo que no existe y empieza a vivir lo mejor de ti mismo y de tu s deseos.
Y si aun tienes alguna depresión, déjate coger por la mano de algún samaritano y no tengas reparo en dejarte guiar.
Alegría, alegría, que hoy es otro día. El ayer pertenece al pasado. Y el mañana vendrá, pero con Cristo al lado, la cosa cambia y de qué manera. Resurge de las cenizas, resucita, es necesario para ti y para los que te rodean. Abraza a tus familiares, a tus amigos, sonríe desde el amanecer y juega a ser feliz.
Esta es tu hora: sal de tu aposento, vístete de fiesta y empezarás a sentir lo que es vivir según el Evangelio.
Por favor, cambia esa expresión, eso que tanto te hace sufrir a ti y a los demás, esboza tu mejor sonrisa y sal al mundo. Hay muchos ahí afuera que bendecirán tu presencia.

Que tengas salud, y esperanza, y felicidad.
Tómate el tiempo para pedir un deseo a una estrella.
Y no te olvides, ni por un día…
¡Lo especial que TÚ eres!
¡Así te creó Dios, no lo olvides!

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