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En el Antiguo Testamento, Pentecostés era la fiesta de la siega que el pueblo de Israel celebraba cincuenta días después de la Pascua. La Pascua conmemoraba la salida de Egipto y Pentecostés la entrega de la Ley a Moisés en el Sinaí; una vez establecidos en la Tierra Prometida, coincidía con la época de las primeras cosechas. En el Nuevo Testamento, los cristianos celebramos la venida del Espíritu Santo y, con ella, llegamos a la plenitud de la celebración de la Pascua, cincuenta días después de la Resurrección del Señor.

El Amor de Dios se derrama en nuestro corazón con la llegada del Espíritu Santo, el Paráclito, portador de los dones divinos y nuestro defensor. Este es el punto final de la misión de Jesús, de su vida humana, pasión, muerte y resurrección. Este es el día en que se cumplió la promesa de Cristo a los Apóstoles, para guiarlos en su tarea evangelizadora. El Espíritu Santo es la más desconocida de las tres personas de la Santísima Trinidad; es a Él a quien invocamos en la Eucaristía para pedirle sus dones:

  • La SABIDURÍA, el gusto por lo espiritual, que nos orienta hacia la trascendencia, para apreciar y priorizar los bienes celestiales por encima de todo lo terrenal.
  • El ENTENDIMIENTO, para comprender la palabra revelada y profundizar en su contenido.
  • La CIENCIA, que ilumina la conciencia en los momentos clave de la vida.
  • El CONSEJO, que enriquece la prudencia, virtud natural, para combatir las pasiones de ambición de dinero, dominio sobre los demás y placeres sensuales.
  • La PIEDAD, que cura la dureza de carácter y abre el corazón a la ternura.
  • El TEMOR DE DIOS, el antídoto de nuestro orgullo, que nos lleva a la humildad y sencillez de corazón.
  • La FORTALEZA, fuerza sobrenatural, por encima de las fuerzas humanas, para vencer las dificultades.

Es también el Espíritu Santo quien convoca a la Iglesia, la une en la diversidad y le regala los dones de la unidad, de la santidad y de la apostolicidad. Cristo, Sacerdote eterno, es quien invoca incesantemente al Espíritu sobre la Iglesia.