Durante las dos próximas semanas, el arciprestazgo de Rubí será visitado por nuestro obispo diocesano, Mons. José Ángel, y por su obispo auxiliar, Mons. Salvador. Es un hecho muy importante en la vida de nuestras comunidades cristianas, ya que sentiremos muy cercana la presencia y la compañía de los pastores de la Iglesia local de Terrassa, a la que pertenecemos. Una Iglesia local o diócesis es una comunidad que hace presente a toda la Iglesia de Cristo en un territorio. Es preceptivo que el obispo visite todas las parroquias de su diócesis en el plazo de cinco años.
Ciertamente, en muchas ocasiones recibimos la visita de obispo con motivo de fiestas y acontecimientos diversos, como las confirmaciones, aniversarios y otras efemérides, pero la visita pastoral tiene un carácter más sistemático, ya que el obispo dedica un tiempo mayor a tomar contacto con todas las realidades de las parroquias: liturgia, grupos y movimientos, despacho y libros sacramentales, y con todas las personas que quieran hablar con él. ésta es una práctica con mucho sentido, ya que el obispo es en definitiva el pastor supremo de cada una de las comunidades parroquiales de su diócesis; los presbíteros y diáconos estamos como colaboradores suyos.
San Ignacio de Antioquía decía en su carta a los cristianos de Trales: «No hagáis nada sin el obispo», y en su carta a los cristianos de Esmirna escribe: «Allí donde esté el obispo, que esté la multitud reunida, así como allí donde está Jesucristo está la Iglesia católica». Así pues la visita pastoral nos ayudará a vivir en la comunión de la Iglesia y a ver fortalecida nuestra fe. Pidamos a Dios en la oración que este acontecimiento dé abundantes frutos de vida cristiana, de presencia en la sociedad, de vocaciones y de compromisos hacia Jesucristo y los hermanos. No se trata, por tanto, de un simple acto protocolario, sino de una acción de solicitud pastoral.