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La Cuaresma es un tiempo que la Iglesia dedica a preparar la solemne celebración anual del Misterio de la Vida, Muerte y Resurrección de Jesús, la Pascua. Para conducirnos a Dios, Jesús nos marca el camino «convertíos y creed la Buena Nueva».

La conversión es como la vuelta atrás de un camino que no nos conduce al término deseado. Jesús encarna un proyecto de renovación enteramente nuevo, es el proyecto de la nueva creación. Por el camino de la obediencia hasta la muerte en cruz, recuperará para el hombre la verdadera libertad y establecerá la alianza definitiva del hombre con Dios.

El Evangelio de san Marcos no dice cuáles fueron las tentaciones de Jesús. Es como si nos dijera que la propia condición humana que el Hijo de Dios ha asumido en su totalidad, excepto el pecado, se hace tentación en cuanto que siente llamadas a vivir su vida al margen del proyecto de Dios. Toda la creación, manipulada por el hombre, se convierte en fuente de tentación para el hombre que se deja seducir por el tentador. En la soledad del desierto, Jesús puede repensar la misión que el Padre, que acaba de proclamarle en el Jordán su Hijo Predilecto, le ha confiado. Y del desierto vuelve animoso para seguir su camino, hasta la victoria final. E invita a todos: «Convertíos y creed la Buena Noticia»: cambiad de vida y seguidme. Creed la Buena Noticia, es una invitación a fiarse de Jesús y vivir en la esperanza de que su victoria también será la nuestra, si no nos dejamos seducir por las ofertas, contrarias al Evangelio. Son ofertas, hoy muy abundantes, de una felicidad engañosa. Frente a ellas, la alianza de Dios permanece para siempre. La celebración de esta alianza nos dará seguridad y frente a las insidias del mal, «aparecerá en las nubes mi arco… y el diluvio no volverá a destruir los vivientes».

Vivamos esta Cuaresma como un tiempo de desierto, de mayor cercanía a Dios en la oración y en la celebración de los sacramentos, los signos de la Alianza; abandonemos las comodidades superfluas y ejercitémonos en el seguimiento de Cristo haciendo el bien a todos