La fe es creer en lo que no se puede ver y amar lo que parece imposible.

La fe es guardar la calma cuando todo es turbulento y no perder la esperanza cuando hay noches oscuras.

La fe no es pasiva: ¡es poner las creencias en práctica! Las obras son el termómetro de la fe.

Tener fe es pedir lo que se necesita y compartir lo demás. Es necesitar poco y lo poco que se necesita necesitarlo poco.

La fe es oír lo imperceptible y ver lo invisible; creer lo increíble y recibir lo imposible.

Tener fe es vaciarse de lo vacío del corazón para llenarse de la plenitud de Dios.

Tener fe no es creer simplemente que Dios puede hacer algo, ¡sino que lo hará!

Tener fe es permanecer en tu puesto cuando todos lo demás desertan. Cumplir tu deber aunque a veces venga revestido de cruz.

Tener fe es quemar las naves para no poder volver atrás y seguir a Cristo mirando siempre adelante.

Terner fe es estar dispuesto a pagar cualquier precio, si de verdad ser quiere seguir a Cristo y entregarse a su mensaje.

Tener fe es hacer que Dios pide hoy y creer que él hará mañana lo que ha prometido.

La fe es lo contrario del miedo, de la apatía, de la apariencia y de la doblez. Es austeridad sencillez, humildad,… es amor entregado aunque no sea recompensado.

Tener fe es elegir a Dios a pesar de las demás posibilidades, es saber renunciar a algo aunque sea bueno, por Algo infinitamente mejor.

Tener fe es confiar en la Palabra de Dios y no en lo que te dicen tus sentidos, es poner a escuchar, hablar y trabajar el corazón en el mismo proyecto de Cristo.

Tener fe es estar dispuesto a vivir amando y amar viviendo hasta morir confiando, para vivir eternamente.

La fe es como un músculo que se vuelve fuerte y flexible al ejercitarlo. Es estar siempre a punto para poner a trabajar el amor en cualquier circunstancia.

¡La fe se edifica con el proundo amor a Dios y la respuesta confiada y comporomeditida del hombre!

¡Os deseo en este Año de la fe que todos crezcamos en ella, pero sin oración, compromiso y amor no será posible!

Porque al atardecer de la vida el Señor no nos preguntará cuanta fe hemos tenido, sino cuanta esperanza y amor hemos dado, transmitido y entregado.

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