The_Sheep

En el Evangelio de este domingo Jesús, afirma con rotundidad: «Yo soy el Buen Pastor». Un pastor muy distinto a aquellos mercenarios que sólo buscan su propiobeneficio y huyen cobardes ante el peligro. No, el Señor es el Pastor por excelencia que entrega su vida por las ovejas. Esta expresión nos remite de inmediato al sublime misterio de la Cruz. Cristo no teme afrontar el terrible suplicio de la crucifixión por amor a su grey, para rescatarnos del poder del maligno y abrirnos el camino hacia la vida eterna.

Hasta tal punto llega su entrega generosa por cada uno de nosotros. Pero el Divino Pastor no sólo muere para salvarnos, también resucita victorioso para darnos su misma vida incorruptible. «Nadie me quita la vida, sino que yo la doy», declara con soberana autoridad. En su infinita misericordia, Jesús asume la muerte por voluntad propia para resucitar después y hacernos partícipes de su gloriosa resurrección.

Además, como Buen Pastor, Cristo conoce íntimamente a cada oveja y ellas le reconocen a Él. Somos sus amigos íntimos, no esclavos ignorados. Nos llama por nuestro nombre y nos concede la dignidad de ser sus hermanos e hijos muy amados del mismo Padre Celestial. ¡Qué dicha saber que tenemos un Pastor así, tan bueno y solícito! Reconozcámoslo con gratitud como nuestro único y suficiente Guía. Mantengámonos muy cerca de Él para escuchar su voz amorosa que nos llama y nos saca de los peligrosos despeñaderos del pecado, y para corresponderle con una entrega generosa, siendo también nosotros «buenos pastores» los unos para con los otros, siguiendo el ejemplo de Aquél que con infinita ternura dio su vida por cada una de sus ovejas.

Hoy oramos por nuestros pastores, el Papa, el obispo, los sacerdotes, todos los fieles bautizados que han recibido la misión de ser enviados a la viña del Señor como pastores de almas mediante la proclamación del Evangelio del reino de Dios. No olvidemos orar al Señor de la mies para que envíe obreros buenos, santos y numerosos a su viña que es la Iglesia, a saber: jóvenes a los seminarios para ser sacerdotes, vocaciones religiosas y familias santas donde deben nacer otras vocaciones… Que el Señor nos dé lo que pedimos para su gran gloria y la salvación del mundo.