The_Sheep

Una oveja sin pastor no es una oveja libre, aunque lo parezca, sino una oveja descarriada: va errante por las montañas sin saber a dónde va y corre el peligro de ser asaltada por cualquier fiera. También las personas, para ser verdaderamente libres, necesitamos de un pastor que oriente nuestros pasos e ilumine nuestras opciones. Pero ¿quién será este pastor?, ¿tal vez otro hombre? No, porque solamente Dios puede ponerse delante del hombre. Jesús es para todos los creyentes la misma Palabra que Dios pronuncia en el mundo, la Palabra de Dios encarnada.

Jesús es Dios con nosotros y ante nosotros, el Buen Pastor que reúne las ovejas descarriadas: «Al desembarcar, vio un gran gentío y tuvo compasión, porque eran como ovejas sin pastor». También hoy la gente va desorientada, también hoy vamos por el mundo como ovejas sin pastor… Cada vez tenemos más problemas y menos soluciones: ¿Qué nos conviene creer?, ¿qué debemos hacer?, ¿dónde debemos acercarnos y a quién podemos escuchar? Nos confunde el contraste de opiniones, nos vemos desamparados y las preguntas nos asedian por todas partes. Antes las estrellas estaban fijas, como tachones clavados en el firmamento, y las verdades parecían inmutables en el cielo de la conciencia; pero ahora todo es móvil. Y eso nos da vértigo, nos produce angustia y desasosiego, porque no estamos acostumbrados a vivir en la intemperie de tantas opiniones contrarias.

Conviene que distingamos claramente entre la “libertad de” y la “libertad para”. Porque hay una libertad de los prejuicios, de los convencionalismos, de los intereses egoístas, de las ideologías, de los demagogos, de los dictadores…, de los falsos pastores. Y hay otra libertad para buscar la verdad y amar al prójimo, para hacer justicia, en resumen, para seguir al Buen Pastor. La primera es la libertad del no; la segunda es la del sí; pero sólo es verdaderamente libre quien lo es para decir sí. O, dicho de otro modo, el hombre sólo es absolutamente libre cuando es libre para el Absoluto: para Dios. El paso de la simple libertad de los falsos pastores a la libertad para seguir al buen pastor es lo que llamamos fe. Un paso difícil y arriesgado. Tanto, que muchos, al no poder aguantar por más tiempo la desorientación y la duda, no se atreven a buscar la seguridad verdadera en Dios, sino que se vuelven de espaldas, optan por el camino que les parece más fácil y se pierden adhiriéndose a cualquier pastor o ideología que se les ponga por delante. Procuremos permanecer tranquilos y escuchemos al Señor que nos habla con calma. Cuando todas las verdades parecen cuestionables, cuando no hay quien encuentre el camino, cuando la vida se vuelve un problema…, Jesús nos dice: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida».