Estos días vivimos con emoción la elección del nuevo Papa, León XIV, sucesor de Pedro, pastor de la Iglesia universal. Es un momento de gracia para toda la Iglesia católica: el Señor no abandona nunca a su pueblo, y nos regala, en cada etapa de la historia, pastores según su corazón.
El Evangelio del Domingo nos presenta a Jesucristo como el Buen Pastor que conoce a cada una de sus ovejas, las llama por su nombre y da la vida por ellas. No es un pastor cualquiera, sino el único que puede salvar plenamente, porque ama hasta el extremo. En este rostro de Pastor, lleno de misericordia y fidelidad, reconocemos la imagen que el nuevo Papa está llamado a reflejar ante el mundo. El ministerio del Papa no es un cargo de honor o de poder humano, sino una misión de servicio. Al estilo del Buen Pastor, él ha de velar por todas las Iglesias, sostener en la fe a los hermanos y promover la comunión. Es un signo de unidad para todo el pueblo de Dios y una guía segura en medio de las tempestades de la historia. Por eso, os invito a rezar por el nuevo Papa León: que el Señor lo bendiga, lo llene de su Espíritu Santo y le conceda fortaleza, humildad y sabiduría. Que María, Madre de la Iglesia, lo acompañe y lo proteja.
Y nosotros, como comunidad parroquial, renovamos también nuestro compromiso de caminar juntos con la Iglesia, guiados por Jesucristo, el Buen Pastor, y acompañados por nuestro Papa León, en la misión de anunciar el Evangelio con alegría y esperanza.