El Santo Padre Benedicto XVI ha convocado a toda la Iglesia a vivir un año dedicado a la Fe. Será un tiempo de Gracia y de abundantes bendiciones del Señor para que podamos descubrir más y mejor la Fe revelada, que el Señor Jesús confió a su Iglesia y que nosotros hemos recibido como Don precioso desde el Bautismo. Durante este año, que comienza el día 11 de Octubre, seremos fortalecidos en la Fe por el mismo Cristo, pues son grandes y numerosos los desafíos que tenemos por delante y que requieren un claro testimonio cristiano y un entusiasmo contagioso.
En esta perspectiva, el Año de la Fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, el único Salvador del mundo. Dios, en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados (cf. Hch 5, 31). (Carta del Papa, Porta fidei, núm. 6).
El Señor, a través del Papa Benedicto, nos quiere invitar a una auténtica y renovada conversión, ya que si no estamos convencidos de que los cristianos necesitamos una profunda conversión, no podremos abrirnos a las nuevas luces y gracias que Dios nos quiere dar durante este tiempo. Sabemos que el Señor quiere aumentar nuestra Fe, hacerla más grande, más fuerte y más audaz en estos tiempos fuertes que corren, así que démosle gracias y dispongámonos a ser renovados y convertidos por su Palabra, que hemos de escuchar con un corazón abierto y generoso.
Muchas personas viven si esperanza o sumergidas en la duda, y quedan sin un suelo donde seguir construyendo sus vidas. ¿Qué sucedería si pudiesen ver la alegría de la Fe en nosotros?