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Hace unos años se estrenaba una película que llevaba por título Perseguidos por su pasado, protagonizada por Pierce Brosnan y Liam Neeson; no os hablaré de su argumento, sino que me quedaré mejor con el título, aplicándolo a nuestra vida personal. Millones de seres humanos somos actores en nuestra vida de esta película: los errores cometidos y los pecados realizados nos avergüenzan y atormentan por un pasado que nos tortura y causa dolor; podemos decir que nos persiguen tres “P”, es decir: «el Pasado nos Persigue por culpa de nuestro Pecado».

Comentaban dos amigos:
– Siempre que discutimos mi mujer y yo, ella se pone histórica.
– Querrás decir que se pone histérica – le responde el otro.
– No. Quiero decir histórica: se acuerda absolutamente de todos mis errores y de la fecha y el momento exacto en que los cometí –aclara el primero.

Los errores y pecados cometidos tienen esta misión en nuestra vida, convertirse en “históricos” cuando menos lo pensamos; aparecen en nuestra mente y se vuelven históricos para causarnos dolor; entonces el recuerdo de una mala acción o de una decisión desafortunada o trágica nos atormenta y entristece, llevándonos a una profunda depresión. ¿Te persigue tu pasado?, ¿no lo puedes olvidar?, ¿te atormenta el pecado histórico? Así como los anunciantes comerciales dicen: «Tengo la solución a su problema», permíteme que te anuncie que Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros, tiene la solución a tu problema: «El que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; han sido hechas nuevas» (2 Co 5,17).

Para evitar que tu pasado te persiga, has de unirte a Cristo. Él recibe con los brazos abiertos al hombre viejo y pecador y lo convierte en una nueva persona. Si te arrepientes y confiesas tus pecados, dejarás de formar parte del grupo de los pecadores y pasarás a formar parte del equipo de los perdonados. La antigua fórmula de las tres “P” (Pasado-Persecución-Pecado) se borra y deja paso a la nueva fórmula de otras tres “P”: «Pecado más Perdón igual a Paraíso».

Desde la muerte y resurrección de Jesucristo, vivimos en el tiempo de la gracia y la misericordia, no pierdas esta gran oportunidad. Te invito a dejar de filmar en tu vida la película Perseguidos por su pasado. Con Cristo puedes empezar a filmar esta otra película: Llenos por la gracia y la misericordia de Dios.

En este Domingo de la Octava de Pascua, en el que se nos manifiesta plenamente la obra de la misericordia divina y se nos anima a extenderla a todos cuantos conviven con nosotros, os invito a hacer esta oración:

Mírame, Señor, cómo sufro por el pecado que me persigue, mis pecados se han vuelto históricos; en cada momento regresan a mi mente y me atormentan. Hoy, Señor, me acerco al trono de la gracia para pedir tu misericordia divina y tu perdón. Señor, te invito a venir a mi vida. Haz de mí una nueva creación. Hoy, Señor, yo creo que todo lo antiguo ya ha pasado, y todo lo que es nuevo ya ha llegado; todo gracias a tu infinita bondad y misericordia. Te doy gracias, Señor, por esta nueva oportunidad, y lo hago en el nombre de tu Hijo Jesucristo, que ha dado su vida por mí. Amén.