Queremos decir tantas cosas a los que amamos pero no las decimos… ¿qué esperamos?
Se nos va el tiempo en discusiones sin sentido… ¿nos aprovecha para algo?
En vez de decir cuánto amas, te lo pasas diciendo tonterías… ¿y el amor para cuándo lo dejas?
Pierdes a la persona que más amas, por no tratar de entenderla… ¿no vale la pena que empieces a escuchar?
Es bueno decir «te amo», en vez de decir otras cosas… ¿por qué no se lo dices diez veces al día?
Es bueno pedir a Dios saber amar, pero a amar se aprende amando. ¿Por qué no comienzas a amar y te dejas de tanta teoría?
Las mañanas no son como quisieras que fueran, pero… ¿pero por qué no ves lo positivo que puedan tener?
El sol no brilla como tú quisieras y tus días son grises… ¿y por eso te deprimes?
La luna no la ves y tus noches son oscuras… ¿y por eso piensas que Dios no está?
Hay que tener paciencia, con la persona que dices que amas… ¿o es que imaginabas amar como un camino de rosas que sólo consistía en gozar?
Nos ciega la ira, el orgullo y ofendemos sin querer a quien más amamos. Pregúntate entonces qué clase de amor es el tuyo.
Es bueno pedir perdón, si sabes que has ofendido… pues entonces ya estás tardando.
Es bueno dar gracias a Dios por tenerte a ti como amigo… Pues da gracias todos los días.
Es bueno decir una oración a Dios, dando gracias por el amanecer y el atardecer de cada día, pero es más bueno darle gracias por amar y saberte amado.
Es bueno decirle a un amigo cuánto lo extrañas… pero es más bueno que lo visites más a menudo.
Es bueno ver los defectos tuyos antes que los ajenos… pero es más bueno que te decidas a rectificar los tuyos en primer lugar.
Por eso yo hoy te digo…
Que me perdones, por todos esos momentos en que no disfruté de ti, por andar en discusiones tontas.
Que aprendamos a olvidar, pues hay que olvidar para saber perdonar de corazón.
Que el sol hoy está alumbrando este día más que nunca, porque ver tu rostro alegre es el mejor sol que me puede alumbrar.
Que mi noche es clara, porque la luna está dándome su luz, que es el reflejo de tu corazón.
Que mi Dios escucha mi oraciones y está conmigo… por eso ha resucitado para no dejarme jamás.
¿Por qué si la vida es tan corta, me la tengo que pasar peleándome con todos los que me rodean y sobre todo con los que amo?
¿Por qué no disfrutar de esos momentos, que son tan pocos, que viven en ti y te dan esa energía que necesitas, para luchar en la vida por lo que quieres?
¿Por qué no sonreírle a la vida si te tengo a ti y a Cristo a mi lado?
¿Por qué no rodearme de amor, así la vida la veo de otro color, y las penas son menos y los dolores se curan más rápido?
Por eso hoy le abriré mis brazos a un amigo, sin ver sus defectos. Lo más bueno de la vida, no es lo más bello: es lo que más se ama.
Es bueno refrescar todas estas cosas, porque son las que pueden hacer felices a las personas.
Por eso mismo, llena los días de vida, así y solo así, todos tus días serán Pascua.