Madurez es el arte de vivir en paz con lo que es imposible cambiar, pero es también el coraje de cambiar lo que se puede, y más si tu, arrimas el hombro y aportas tu granito de arena.
Madurez es la habilidad de controlar la ira y resolver las discrepancias sin manipulación, chantaje, violencia o destrucción. Sino con diálogo, perdón y amor.
Madurez es paciencia; es voluntad de posponer el placer inmediato a favor de un beneficio a largo plazo. Es dejarte guiar por la Palabra de Dios para superar tanta impaciencia como anida en tu vida.
Madurez es perseverancia; es la habilidad de sacar un proyecto o una situación adelante, a pesar de las oposiciones, zancadillas y retrocesos decepcionantes. ¿Qué sería de nuestra salvación sin la perseverancia de Cristo?
Madurez es la capacidad de encarar disgustos y frustraciones, incomodidades y derrotas, sin abatimientos ni depresiones. Sino manteniendo la fe, sobre todo en esos momentos difíciles.
Madurez es humildad; es ser suficientemente grande para decir: me equivoqué; y cuando se está en lo correcto, la persona madura, no necesita la satisfacción de decir: «Te lo dije».
Madurez es la capacidad de tomar una decisión y sostenerla; los inmaduros pasan sus vidas explorando posibilidades, para al fin no hacer nada; picoteando en todos lados sin decidirse por ninguno.
Madurez significa confiabilidad; mantener la propia palabra, superar la crisis. Los inmaduros son maestros de la excusa, son los confusos y desorganizados, sus vidas son una mezcla de promesas rotas, amigos perdidos, negocios sin terminar y buenas intenciones que nunca se convierten en realidad.
Madurez significa: honradez, claridad, mirar de frente y no usar ni abusar nunca de las personas para ningún fin propio ¿Entendéis por qué hay tanto inmaduro verdad?
Madurez es el arte de confiar en Dios a pesar de todo, porque con Dios incluso lo imposible puede cambiar, aunque no sea en el tiempo y manera que nosotros deseamos.
Madurez, después de todo lo dicho, significa pensar, hablar y vivir como la persona más madura que existe: Cristo. ¡Ah!, ¿que es difícil? ¿Pero piensas que a Cristo le resultó fácil ser maduro?
Tu madurez pues, ya sabes de qué depende. De que hagas tuyo el Evangelio de Cristo. ¿O quieres continuar siempre haciendo lo que te gusta y te apetece para continuar siendo un inmaduro?