Este año, la fiesta de la Presentación del Señor acontece en domingo, lo cual nos brinda la oportunidad de celebrarla con toda la solemnidad en el Día del Señor. También conocida como La Candelaria, esta fiesta nos invita a contemplar a Cristo como la luz que alumbra a las naciones (Lc 2,32), tal como lo proclama el anciano Simeón al tomar al Niño Jesús en sus brazos.
«Esta fiesta nos invita a contemplar a Cristo como la luz que alumbra a las naciones (Lc 2,32)»
María y José, fieles a la ley de Moisés, presentan a Jesús en el templo y ofrecen un sacrificio humilde, signo de su obediencia y sencillez. En este gesto vemos cómo Dios se manifiesta en lo pequeño, en lo sencillo y cotidiano. Simeón y Ana, dos ancianos que han esperado con paciencia la salvación, representan a toda la humanidad que anhela la luz de Dios. Sus palabras nos recuerdan que el encuentro con Cristo transforma la vida y que solamente en Él encontramos el sentido pleno de nuestra existencia.
En este día, bendecimos las candelas, signo de Cristo, luz del mundo. Pero también se nos recuerda que nosotros, como bautizados, estamos llamados a ser luz en nuestro entorno. Que esta fiesta renueve en nosotros el deseo de vivir nuestra fe con coherencia, iluminando a los que nos rodean con el testimonio de una vida cristiana auténtica.
Pidamos a la Virgen María, la Madre que presentó a su Hijo en el templo, que nos ayude a presentar nuestras vidas a Dios cada día, con humildad y confianza. Que Cristo, la luz verdadera, nos guíe siempre en nuestro caminar.