eucaristia (1)

El Corpus Christi es la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo que recuerda la institución de la Eucaristía en la Última Cena. La Última Cena fue la primera Misa. Jesús estaba para regresar al Padre y su inmenso amor a los discípulos lo llevó a buscar una forma inaudita de quedarse con ellos y con nosotros para siempre: la Eucaristía, en la que cumple a la letra su promesa: «Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).

En la Eucaristía los fieles ejercen su sacerdocio real que el Espíritu Santo les confirió en el bautismo, haciéndolos “pueblo sacerdotal”, “ofrenda agradable al Padre” en unión con Cristo. Así comparten con Él la obra de la propia salvación y de la salvación de la humanidad. En la Comunión se da la máxima unión entre Jesús y nosotros, una fusión como la del alimento:

«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Quien coma de este pan, vivirá para siempre» (Jn 6,51). «Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida» (Jn 6,55). «Quien come mi carne y bebe mi sangre, vive en mí y yo en él» (Jn 6,56). «Quien me come, vivirá por mí» (Jn 6,57).

La comunión, unión real con Cristo, requiere y produce la comunión fraterna. No recibe a Cristo quien comulga y luego alimenta rencores, violencia o indiferencia hacia el prójimo, con el que Cristo mismo se identifica: «Todo lo que hagáis a uno de estos mis hermanos, a mí me lo hacéis» (Mt 25,40). La celebración de la Eucaristía en medio de esta sociedad en crisis de todo tipo: sanitaria, económica, de valores…, puede ser un lugar de concienciación. Necesitamos liberarnos de una cultura individualista que nos ha acostumbrado a vivir pensando solo en nuestros propios intereses, para aprender sencillamente a ser más humanos. Toda la Eucaristía está orientada a crear fraternidad. No podemos pedir al Padre «el pan nuestro de cada día» sin pensar en aquellos que tienen dificultades para obtenerlo. Luchemos por recibir y por tratar a Jesús Sacramentado con la pureza, humildad y devoción de su Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los santos.