entrevista

Una noche un hombre soñó que se encontraba ante Dios.
­– ¿Te gustaría entrevistarme?­– le preguntó el Señor.
– Si tienes tiempo…,– le respondió el hombre.
Dios sonrió.
– Mi tiempo es eterno, ¿qué me quieres preguntar?
– ¿Qué opinión tienes de mí? – preguntó aquel buen hermano.
Y Dios le respondió:
– Estás tan inquieto por el futuro que te olvidas del presente; vives la vida sin presente y como si nunca tuvieras que morir. Y mueres como si nunca hubieses vivido… Tienes prisa para que tus niños crezcan y, tan pronto han crecido, quieres de nuevo que sean niños. Pierdes la salud para ganar dinero y luego empleas el dinero para recuperar la salud.
Las manos de Dios tomaron las manos de aquel hombre y ambos permanecieron en silencio un rato, entonces el hombre le preguntó:
– Padre, dime qué lecciones quieres que aprenda.
Dios respondió con una sonrisa:
– Quiero que aprendas que no puedes hacer que todos te quieran, pero lo que sí puedes hacer es amar a todos. Quiero que aprendas que lo más valioso no es lo que tengas en la vida, sino el hecho de tener vida. Quiero que aprendas que no es bueno que te compares con los demás. Quiero que aprendas que una persona rica no es la que tiene más, sino la que necesita menos. Quiero que aprendas que sólo se necesitan unos pocos segundos para herir profundamente una persona a la que amas, y que tal vez se necesiten muchos años para cicatrizar la herida. Quiero que aprendas que sólo se puede aprender a perdonar perdonando. Quiero que aprendas que hay personas que te quieren entrañablemente y que muchas veces no saben cómo expresarlo… Quiero que aprendas que dos personas pueden mirar lo mismo y ambas percibir algo diferente. Quiero que aprendas que perdonar a los demás no es fácil, y que perdonarse a uno mismo es el primer paso… Y, sobre todo, quiero que aprendas que yo siempre estoy aquí para ti… SIEMPRE.